¿Qué es la Gnosis?

Con el vocablo «gnosis» suele designarse hoy, en el ámbito técnico de la historia de las religiones, un movimiento religioso sincrético que tiene sus primeras manifestaciones en el siglo I de nuestra era, y que florece con esplendor en el siglo II, en especial en aquellas versiones que se relacionan con religiones conocidas en esos dos siglos: el judaísmo y el cristianismo.

El vocablo gnósis es griego y significa «conocimiento»; es el sustantivo del verbo gignósko, «conocer». En la lengua clásica normal, y en menor medida en la koiné, o lengua común helenística, los significados de los términos gnósis y epistéme, de parecido significado, se interseccionan. En el uso filosófico, epistéme suele presentar el significado de «ciencia» o «conocimiento científico» en cuanto opuesto a «opinión»; gnósis, por su parte, significa el simple conocimiento en cuanto opuesto a «ignorancia» (denominada precisamente ágnoia). En la lengua de la Hélade el sustantivo gnósis necesita normalmente un genitivo que lo precise o caracterice. En los textos más explícitos que hablan de gnosis en la época helenística este genitivo suele ser «Dios», sus «profundidades» o los «secretos divinos». En el marco de la historia de las religiones suele entenderse por «gnosis» el conocimiento de algo divino que trasciende toda fe, una «ciencia» inmediata y absoluta de la divinidad que se considera como la verdad absoluta. El término culto castellano «gnosis» se usa exclusivamente en el sentido restrictivo que más adelante tuvo en la lengua griega: «conocimiento perfecto», opuesto a «conocimiento ordinario».

El vocablo «gnosis» está también relacionado con el adjetivo gnostikós (gnóstico), que significa, en la época histórica que nos ocupa, «conocedor» o «iniciado». En la lengua griega anterior a la época imperial es éste un adjetivo poco común, y significaba más bien «algo que lleva o conduce al conocimiento», «algo que sirve para alcanzar la sabiduría». No se podía aplicar fácilmente a una persona, pero sí a una disciplina o a una facultad humana (la que sirve para conocer). Posteriormente, gnostikoí se llamarán a sí mismos ciertos individuos que se dicen poseer la gnosis (Hipólito, Elen V 6, -V 11), aunque hay que reconocer que la mayoría de los adeptos de las diferentes denominaciones gnósticas de la Antigüedad jamás se llamaron a sí mismo «gnósticos», sino los «elegidos», los «espirituales», etc.

El término «gnosticismo» es moderno; fue acuñado durante el siglo XVIII y hace referencia de un modo especial al conjunto de sistemas gnósticos cristianos que florecieron en los siglos II y III d.C. Sin embargo, en las diversas lenguas europeas, este vocablo puede ser equívoco, pues a veces se confunde con «gnosis».

Dentro de la historia de las ideas religiosas no existe ninguna religión antigua, que haya dejado testimonios literarios, que pueda denominarse simplemente como «gnosis». El vocablo expresa más bien un conjunto de ideas o concepciones religiosas que mantienen entre sí cierta coherencia, que suelen mostrarse juntas y que aparecen como elementos constitutivos de ciertas religiones específicas del mundo antiguo, a las que podemos caracterizar más o menos como «gnósticas» o «gnosticizantes», según el grado de asimilación de ese conjunto de ideas.

Para definir la gnosis y precisar el vocabulario que utilizamos al describirla, podemos partir de dos puntos de vista complementarios: el doctrinal y el sociológico.

Desde un punto de vista sociológico, la gnosis/los gnósticos pueden adscribirse a la figura sociológica del «grupo minoritario elitista». Tomando como referente a una sociedad amplia, el gnóstico se define sencillamente como el miembro de un grupo minoritario dentro de un conjunto más numeroso de individuos. Ahora bien, si dentro de la noción genérica «grupo minoritario elitista» introducimos como motivo de distinción el «conocimiento» (podría ser cualquier otro), la gnosis representaría un grupo minoritario que se distingue del conjunto de la sociedad en el que está insertado por el hecho de poseer un conocimiento superior. Quedaría así definida la gnosis, en sentido amplio, como ciencia especial. El gnóstico sería, por tanto, en un sentido lato, el componente de un grupo elitista debido a sus conocimientos especiales o superior.

Ahora bien, si lo que diferencia a ese grupo minoritario que posee un conocimiento superior es el hecho de que tal conocimiento versa sobre contenidos de índole religiosa -como es muchas veces lo usual-, nos encontraremos ya con un gnóstico en sentido estricto: «miembro de un grupo elitista que posee un conocimiento religioso exclusivo».

La gnosis que tales grupos dicen poseer sería un conocimiento religioso especial reservado a esa élite. Normalmente esta «ciencia» se recibe por una revelación específica otorgada por la divinidad al jefe del grupo, o a través de un sistema exclusivo de normas de interpretación de ciertos libros considerados previamente como sagrados (generalmente bajo el influjo de una inspiración divina), o como una mezcla de los dos casos.

Para la comprensión global de la gnosis en la Antigüedad, y en concreto de la gnosis representada por la biblioteca de Nag Hammadi, debemos situarnos en los ambientes concretos del Alto Imperio Romano en los que tales grupos vivieron. La sociedad civil en la cual habitan esos grupos elitistas minoritarios de carácter religioso desconoce los libros sagrados. Esta constatación da lugar a una primera división, desde el punto de vista de esos gnósticos, que distingue a los «ignorantes» de los «conocedores» en general. Estos últimos se dividirían, a su vez, en dos grupos: los que poseen un conocimiento ordinario o superficial de los libros sagrados - que, por tanto, practican únicamente la exégesis literal de ellos - y los que tienen un conocimiento especial y profundo de esos libros sacros, por lo que practican una exégesis profunda, espiritual o alegórica. Nadie, salvo ellos, los gnósticos, sabe entender tales libros en su verdadera hondura y riqueza.

Los Padres de la Iglesia antigua y la historiografía moderna han utilizado los términos «gnosis» y «gnosticismo» para denominar unos determinados grupos elitistas religiosos, judíos y cristianos, de los siglos I al IV de nuestra era. Las características de estos grupos encajan perfectamente en el esquema que acabamos de proponer, por lo que podemos considerarlos gnósticos en el sentido estricto del término.

Pero, en concreto, dentro de otros fenómenos históricos de parecida estructura y clasificación (por ejemplo, las Upanishads en el seno de la religión védica, o los sufíes dentro de la fe musulmana, a los que también cabe denominar gnósticos en sentido estricto), la historiografía occidental llama «gnósticos» por antonomasia a la gnosis judaica, cristiana (y pagana) del Alto Imperio Romano de los siglos I al IV d. C. Por ello, de ahora en adelante nos referiremos en esta introducción a este tipo de gnosis y gnosticismo. Podemos llamarla «occidental», por oposición a la gnosis del Oriente menos próximo, como la de las Upanishads de la India. Bajo la palabra «gnosis» no nos referiremos aquí de ningún modo a los conocimientos secretos, esotéricos, teosóficos o antroposóficos que dicen impartir hoy ciertos grupos esoteristas, que pueden mostrar incidentalmente alguna concomitancia con la gnosis de los siglos I al IV de nuestra era, pero cuya base filosófica y teológica es muy distinta.

Desde el punto de vista de los contenidos doctrinales, la mayoría de los investigadores llama «gnósticos» a ciertos grupos religiosos del mundo antiguo que abrazan un determinado conjunto de ideas religiosas. En un coloquio sobre gnosis, gnosticismo y sus orígenes celebrado en Messina en 19663 se precisó que el núcleo esencial de estas doctrinas era el siguiente: la creencia en la presencia en el hombre de una chispa o centella, que proviene del ámbito de lo divino y que en este mundo se halla sometida al destino, al nacimiento y a la muerte. Esa chispa divina debe ser despertada por la contrapartida divina del yo humano para ser finalmente reintegrada al lugar de donde procede.

Según los investigadores reunidos en Messina, aquellos grupos que abracen como contenido central de su doctrina este conjunto nuclear de ideas pueden considerarse gnósticos. El uso del vocablo «gnosis» debería restringirse para significar exclusivamente el núcleo doctrinal así delimitado, mientras que «gnosticismo» tendría que reservarse en concreto para los sistemas o sectas filosófico-religiosas, casi todas ellas cristianas o judías, de los siglos I al IV d.C., que tienen ese contenido doctrinal como base y que se denominan comúnmente hoy «gnósticos».